Mirada integrativa a los trastornos del neurodesarrollo
Los trastornos del neurodesarrollo se definen como una alteración o retraso en la adquisición de habilidades en una variedad de dominios del desarrollo incluidos el motor, el social, el lenguaje y la cognición. Están categorizados en la guía de consulta de los Criterios diagnósticos de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana, que en su quinta edición (DSM-5) nos habla, entre otros, del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), los trastornos del aprendizaje (dislexia, discalculia) y el trastorno del espectro autista (TEA).
Pueden abarcar desde déficits puntuales, que no te impiden tener una vida independiente, a dificultades que impliquen apoyo durante tota la vida. La realidad es que muchos niños y adolescentes con trastornos del neurodesarrollo tienen dificultades para regular su comportamiento y ajustarse a las normas esperadas para su edad y, como consecuencia, presentan dificultades de adaptación a su entorno familiar, escolar y en su relación con iguales. A menudo, su rendimiento está por debajo de sus capacidades y pueden presentar baja autoestima y trastornos emocionales y de comportamiento.
¿Qué nos dicen las últimas investigaciones?
Hoy en día sabemos que son el resultado de complejas interacciones entre factores genéticos (pueden llegar al 30 %) y factores ambientales. Entre los factores ambientales tenemos en cuenta los psicológicos y sociales, pero también los físicos, químicos, biológicos. Esto es importante porque podemos enfocarnos en mejorar estos factores físicos, químicis y biológicos, donde hay mucho espacio para la mejoría. Apostar por un abordaje integrativo individualizado que combine mejoras en la parte física y en la psicológica será clave para mejorar la calidad de vida en estos casos.
Y es que según las últimas investigaciones sabemos que hay ciertos nutrientes que se han relacionado con una buena actividad neurológica, por lo que valdría la pena valorar un posible déficit de nutrientes en cada caso. ¿Por qué puede tener un niño déficit de nutrientes? Primero por no comer a diario suficiente aporte de proteína (carne, pescado, huevo…), grasas saludables (aceite de oliva, furtos secos, quesos, aceite coco, aguacate, semillas…) y vitaminas y minerales (verduras, hortalizas, frutas), sobre todo por una ingesta excesiva de procesados, hidratos de carbono y azúcares. Pero también por problemas intestinales que no dejen absorber los nutrientes necesarios, o por disbiosis intestinales, donde la proporción de bacterias productoras de ciertos nutrientes no sea la adecuada.
Además, se conoce la gran importancia de la comunicación entre el intestino y el cerebro, aa través del eje intestino-cerebro, y varios estudios han demostrado que la microbiota en los casos de trastornos del neurodesarrollo es distinta comparada a la microbiota de niños sin ningún diagnóstico1,7. Por ejemplo, una microbiota más pobre en Faecalibacterias, se ha asociado a TDAH y se relaciona con la severidad y grado de hiperactividad4. O se ha encontrado un desarrollo anormal del microbioma intestinal durante los primeros años de vida en niños TEA11. Por lo que la salud intestinal es clave y deberemos fijarnos en síntomas digestivos como malas digestiones, gases, dolores, estreñimiento o diarrea y evaluar posibles intolerancias o alergias alimentarias.
Si nos fijamos en el sueño, llas alteraciones del sueño son reportadas en el 6-25 % de edad pediátrica, pero esta cifra asciende entre el 50-95 % en niños con trastornos del neurodesarrollo2. Por lo que será un punto clave en el abordaje integrativo.
Además, se ha podido comprobar que en niños preescolares, la exposición a luz azul antes de ir a dormir afecta más significativamente que a los adultos en la alteración de los ritmos circadianos5. Por lo que el papel de las pantallas, tablets y móviles, va más allá del riesgo que ya conocemos de desarrollar problemas de atención, dificultades escolares, comprensión lectora deficiente y/o otros trastornos cognitivos9.
A modo de resumen, para hacer un abordaje integrativo tendremos en cuenta además de una alimentación saludable (libre de azúcares y procesados, y rica en grasas saludables), mejorar la neuroinflamación, la salud intestinal, el sueño y evitar al máximo los tóxicos para ayudar en la detoxificación del hígado.
¿Qué suplementación nos podría ayudar?
Hay plantas que han demostrado efectividad en los trastornos del neurodesarrollo y se pueden valorar en cada caso concreto. Una de las que podría ejercer una acción positiva es Bacopa monieri, una planta con estudios realizados con la patentet Bacomind®, que ha demostrado apoyar el aprendizaje y la memoria tanto a corto como a largo plazo, ayudar a aumentar el la concentración y la inteligencia. Además, la bacopa no solo puede ayudar a prevenir y calmar el estrès, sinó que puede ser útil para mantener un sueño saludable.
Para asegurar una buena calidad del sueño y regular los ritmos circadianos también podemos contar con la melatonina, que ha demostrado ser útil en la reducción del tiempo necesario para dormirnos. De entre los Omega 3, el consumo de cantidades recomedadas de ácido docosahexaenoico (DHA) contribuye al desarrollo normal del cerebro, a mantener el funcionamiento del cerebro y la visión en condiciones normales. Y para mejorar la salud intestinal y la composición de la flora bacteriana podemos plantearnos suplementos con distintas cepas de probióticos, entre otros.
En las farmacias Algémica hay profesionales especializados en trastornos del neurodesarrollo que os asesorarán y responderán a vuestras inquietudes, individualizando la recomendación según vuestras necesidades.
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